Cuando tenemos un exceso de peso se suele justificar con una retención de líquidos ya que nuestro interlocutor lo entiende como una causa hormonal y no nos responsabiliza de nuestro problema. Pero la realidad está muy lejos en la mayoría de los casos.
Primero hay que diferenciar los tipos de retenciones:
PATOLÓGICA
En sí misma no es una enfermedad sino que es un síntoma de patologías estrechamente unidas al riñón y el hígado.
NO PATOLÓGICA
Esta es la que nos interesa ya que una vez descartado por un médico una afección patológica más severa, veremos que el exceso de peso, la mala alimentación, el sedentarismo etc.. son causas de retención no patológica.
El sedentarismo y tabaquismo ralentizan una circulación sanguínea saludable y por lo tanto esta lentitud favorece la retención.
La mala alimentación con un exceso de sodio, comida rápida, grasas saturadas pero sobre todo y LO MÁS IMPORTANTE, beber poca agua, desequilibra los líquidos corporales promoviendo la retención.
La conclusión es que si tu médico no te ha diagnosticado una enfermedad más severa probablemente si lo que tienes no es un exceso solo de peso, esta retención la podrás combatir con una vida más saludable.
¡No lo justifiques más e intenta cambiar tu estilo de vida!
Una buena alimentación evitará un metabolismo lento
Beber mucha agua permitirá un acceso constante de líquidos a tus células
Practicar deporte aumentará la tasa metabólica, un mayor bombeo de nutrientes gracias a un corazón más fuerte, un corriente sanguíneo libre de obstáculos y una capacidad pulmonar mayor oxigenando tus células para que puedan actuar mejor.